miércoles, 27 de julio de 2016

El día que Radiohead conquistó Callao y Corrientes

 Texto publicado en Vomb el 21 de junio.

Había que actuar rápido. El viernes 17 de junio fue declarado feriado nacional por el Senado argentino nueve días antes en honor a Güemes. Cuatro días antes de la misma fecha, Radiohead -banda inglesa que compone música para bailar desenfrenado, llorar al amor o para criticar un gobierno- había anunciado que además de lanzar físicamente su noveno disco A moon shaped pool haría un evento vía streaming en disquerías de todo el mundo.
Alrededor de 200 disquerías independientes (requisito excluyente) transmitirían música elegida por los integrantes de la banda. Ni Argentina, ni Brasil ni Chile, países por donde pasó su primer tour sudamericano en 2009, figuraban en el mapa. Sí estaba Perú, donde la banda nunca se subió a un escenario. Las susceptibilidades de los fanáticos salieron a flote: Argentina tenía que estar.
Leonardo Ebel creó exitmusic.com.ar en 2005, una web dedicada a la banda, y allí se registró Ricardo Castillo, que se convertiría en un colaborador acérrimo. Ambos se pusieron en contacto con el management de Reino Unido para traer el vinilo de “Burn the witch” y se toparon con la organización del streaming, tenían tres días para actuar.
No son novatos en colocarse el traje de embajadores de Radiohead. Luego del único recital en el país, junto a otros usuarios del foro de la web, realizaron un DVD no oficial de esa fecha que consideran histórica. En él se puede ver la escena por la que cada fan argentino le pediría disculpas a la banda en nombre del país: el zapatillazo a Thom Yorke. En 2011 la banda creó el diario The universal sigh de tirada única, a causa de su octavo disco The king of limbs, y ExitMusic se encargó de distribuirlo en el país. Con ese historial y faltando dos días pudieron concretar dos sedes para el streaming: Buenos Aires y Córdoba. Restaba imprimir, por cuenta propia, los afiches promocionales y convocar gente en Facebook.
Cuando todo estuvo listo difundieron en la web del evento el concepto final: “Hemos preparado música juntos para transmitirla vía streaming en disquerías el día del lanzamiento. Jonny seleccionó dos horas de canciones en vivo de nuestros shows en el Roundhouse de Londres el mes anterior; hay una playlist de favoritos de Colin y de Ed, y Thom hizo una extensa playlist basada en sus “office charts”. Stanley Donwood creó un panfleto intrascendente (palabras suyas) basado en su experiencia realizando la tapa del disco.”
El arte de confundir y generar misterio le sienta muy bien a Radiohead. Y sus fans le son funcionales. Cuando empezó mayo, las publicaciones de la banda en su web y redes oficiales desaparecieron de forma gradual y varios fans ingleses recibieron en su casa un folleto que avisaba “sabemos dónde vivís”. Con esta nopublicidad sus oyentes entendieron que el nuevo disco era una inminencia y debían encontrar por su cuenta la información con que otras bandas los saturaría en anuncios. Los más entendidos en informática llegaban a frases y fechas aleatorias escondidas en las páginas que habían quedado en blanco. En otras, aparecía un escueto “Meh” que frustraba la ilusión de descubrir alguna pista pero a la vez incitaba a seguir ese camino.
Luego del blanco, del misterio y de las teorías fueron a lo tradicional: publicar los cortes y anunciar la salida del disco. Además del streaming, el día del lanzamiento sortearían figuras usadas en el video de “Burn the witch”, tres cintas en 35mm del video de “Daydreaming”, dirigido por Paul Thomas Anderson, y dos impresiones que Donwood realizó en exclusiva para el arte del disco.

Hacía frío pero el sol iluminaba de lleno en Zivals, la disquería ubicada a pocas cuadras del Obelisco. Por su experiencia como dueño y a causa de la internet, Alfredo Suhring comenta que los lanzamientos físicos de discos dejaron de ser eventos extraordinarios. Años atrás un evento de este tipo podía lograr una larga fila de fanáticos esperando horas para comprar lo nuevo. A nivel nacional, el Indio Solari hoy es el único capaz de convocar una concurrencia inusual hacia las tiendas según él. Esta especie de antimarketing basado en el misterio y la baja exposición de los artistas fuera de los escenarios pareciera que genera un mayor compromiso del público para con la banda.
A las 10 de la mañana las puertas de la tienda que dan a la esquina de Callao y Corrientes se abrieron para reproducir la música que Radiohead eligió. Antes del mediodía, un grupo adivinaba qué integrante había elegido lo que sonaba en el momento, se descubría la muñeca de una chica con la tapa del nuevo disco tatuado y un muchacho se le acercaba a otro preguntándole cómo era lo del sorteo.
Urgencia, necesidad o ansiedad, a las tres de la tarde se habían agotado los 300 ejemplares de A moon shaped pool y Alfredo renegaba por celular tratando de conseguir más. La disquería se había transformado en una sala de espera colmada. Alrededor de 100 personas estaban adentro, la mayoría sentada en el piso, escuchando los temas en vivo de su banda favorita. Entre libros y discos estaban allí como quienes esperan, pero ellos se dedicaban a disfrutar porque ya habían esperado.
Una pareja se abrazaba cerca del área de vinilos y un grupo de amigos compartía un mate delante de la columna de películas en oferta. Mientras sonaba “Pyramid Song”, un oyente cerraba los ojos y parecía que se perdía en sí mismo hechizado por la música. Dice que nunca puso la llave en la cerradura de su casa sin que el tema de Radiohead que estuviese escuchando haya terminado. Del otro lado, los empleados empaquetaban y etiquetaban otros discos. Una madre que acompañaba a su hija lamentaba no haber ido al recital en Club Ciudad porque las entradas estaban muy caras. Mientras, cada interesado se inscribía en la planilla del sorteo con la utópica esperanza de ser uno de los seis ganadores en todo el mundo.
La música se escuchaba afuera y sonaba “Myxomatosis” mientras algunos fumaban cigarrillos o tomaban un descanso de la calefacción. Un grupo de amigos que se conoció por exitmusic.com.ar se divertía imaginando qué harían ante el hipotético caso de ganar los muñecos del sorteo y que otro fan les ofrezca 10 mil euros a cambio. La respuesta más astuta fue: los vendería y con esa plata viajaría a donde toque la banda. También discutían sus tres discos preferidos, festejaban las coincidencias y condenaban las diferencias entre risas. Se conocen y saben qué elección puede irritar el gusto del otro. Cerca de las cuatro, “Karma police” concluyó el repertorio en vivo de la banda y algunos fans comenzaron a despegar los afiches del evento para llevárselos. Argumentaron tenerlos asignados previa consulta con la gente de Zivals.
Ricardo se mantenía comunicado con Leonardo, que estaba en la sede cordobesa, y su cara de satisfacción daba indicio de que en las dos provincias el evento era un éxito. Desde el management de la banda les hicieron llegar su contento por la gestión y la tranquilidad de que haya sido en paz ya que en Turquía, un grupo de fundamentalistas del Islam hirió a los concurrentes del evento en Estambul por estar tomando alcohol durante el Ramadán. Ese correo del management es su cobro. Lejos de tener y de querer algún rédito económico, todo lo que hacen es para que desde el staff en Inglaterra sepan que cuentan con un equipo apasionado por la banda y un país ansioso de recibirla por segunda vez. Y esto lo procuramos todos: nada de zapatillazos.