Ahora bien, la idea estaba plantada, la traba era una sola: ¿Qué nombre le pongo? Juro que pasé meses pensándolo y cada vez que alguien me preguntaba por qué no tenía un blog mi respuesta era que no sabía cómo bautizarlo. Tengo poca creatividad para eso. Los nombres pasaron, algunos no me convencían y los que sí ya existían (pero esos blogs no tienen una entrada hace años, espero que no le pase a este).
"El texto pesa" llegó con una clase de Radio II. Es raro, porque es una materia mucho más hablada que escrita, como es de imaginar. Pero hay días en que la mente se cuelga y empiezo a hacer dibujos o escribir lo primero que se me viene a la cabeza en el margen de la hoja del cuaderno. En esa clase, el profesor dijo la frase que hoy sirve de nombre para este blog, y la escribí al margen porque me gustó. Días después, cuando volví a esa misma hoja, pensé: "es un buen nombre para el blog", y una vez llegado a casa corroboré que nadie tenga un blog abandonado (o activo, peor) con estas tres palabras.
Tres palabras que tienen un lindo significado. Al menos para mí, que creo que es lo importante al ser el CEO de lo que aparezca escrito acá. El texto pesa, y no en gramos o kilos, sino de otra manera, más especial y particular según qué es lo que contenga. Porque después de todo, no dejan de ser palabras, letras, signos, números y espacios, que depende de la manera en que estén ordenados van a inclinar más para un lado o para el otro a la pequeña balanza que tenemos, invisible, ubicada entre el cerebro y el corazón.
PD: Esta primera entrada fue escrita mientras escuchaba el MTV Unplugged de Alice in chains, Speedy se colgaba cada un par de minutos y yo buscaba en la barra de inicio el word donde creía estar escribiendo esto.
