sábado, 27 de agosto de 2016

El dueño de

Tener perro me pone en situación de hablar con gente desconocida a diario. Ellos se eligen entre sí y dan el pie (o la pata) para que los dueños hablemos. Mi procedimiento es básico: pregunto sobre el nombre de la mascota, sobre alguna intriga de la raza — ¿Come mucho un galgo aunque sea tan flaco?— , y comentarios sobre el comportamiento. “Él tiene un amigo...”, me cuenta la dueña de Bruno, un bóxer marrón de un año. El nombre de ella no lo sé, claro. No me interesa. Y a ella no le interesa el o. Yo soy el dueño de Amina, que está conociendo a sus primeros “amigos”. 
Ser quien maneja la correa es una especie de ser “el hijo o la novia de”. Un recurso para ubicar gente más fácil. Yo todavía soy nuevo, ningún dueño me saluda al llegar y ni siquiera saben el nombre de Amina, que pisa la calle hace menos de un mes. Cuando el paseo devenga en hábito quizás los demás dueños del Parque Chacabuco me reconozcan como yo ya conozco a Rita, la salchicha; a Tomi, el cachorro con ojos de distinto color por heretocromía; o a Hera, la galgo atigrada. Se sabe que hay miles de perros, pero uno es más consciente de la cantidad cuando todos pasan por las narices del suyo. 
Una compañera dijo que lo que más extraña de fumar son las charlas en las puertas que caducan cuando se termina el cigarrillo. Cuando escuché esa noble justificación lamenté perderme de algo así por no fumar (je). Tampoco vivo en un edificio donde el ascensor me incita a conversar con el compañero de espacio reducido. Hacer un gesto, hablar del clima o mirarse al espejo. Al menos yo siento esa presión. Ahora, al ser dueño, voy a poder disfrutar de esa espontaneidad, esa coincidencia que lleva a dos desconocidos a hablar solo porque sus perros se están oliendo el culo. Mucho más saludable que el cigarrillo.  
Lo que sí: la prolongación de la charla es incierta. El timing lo manejan los animales. Si están muy entretenidos revolcándose en el piso los dueños tenemos que ahondar en anécdotas, cuidados u otros perros. “Esos dos ovejeros de allá no tienen problema con nada ni nadie”, me avisa la dueña de Bruno mientras su perro, la mía, los ovejeros y otros más juegan a correrse sin más lógica que la de gastar la energía que les genera estar con sus pares.  
A veces llevo una mini pelota de rugby para jugar con Ami. Una tarde, ni bien pisamos la plaza del barrio, se nos acercó un nene para preguntarme si podía jugar. Agustín hace rugby en un club cercano que yo no sabía que existía ni él sabe cuál es el nombre porque “nunca me lo dijeron”. Estuvimos como 20 minutos tirándonos pases — me enseñó algunas técnicas— mientras Amina intentaba robarnos la ovalada. El ejercicio suficiente para que quede sedada el resto del día. Cuando lo despedí, le pregunté el nombre y le dije el o, que ni pareció interesarle.
"¿Ella cómo se llama?", me preguntó al instante. 


miércoles, 27 de julio de 2016

El día que Radiohead conquistó Callao y Corrientes

 Texto publicado en Vomb el 21 de junio.

Había que actuar rápido. El viernes 17 de junio fue declarado feriado nacional por el Senado argentino nueve días antes en honor a Güemes. Cuatro días antes de la misma fecha, Radiohead -banda inglesa que compone música para bailar desenfrenado, llorar al amor o para criticar un gobierno- había anunciado que además de lanzar físicamente su noveno disco A moon shaped pool haría un evento vía streaming en disquerías de todo el mundo.
Alrededor de 200 disquerías independientes (requisito excluyente) transmitirían música elegida por los integrantes de la banda. Ni Argentina, ni Brasil ni Chile, países por donde pasó su primer tour sudamericano en 2009, figuraban en el mapa. Sí estaba Perú, donde la banda nunca se subió a un escenario. Las susceptibilidades de los fanáticos salieron a flote: Argentina tenía que estar.
Leonardo Ebel creó exitmusic.com.ar en 2005, una web dedicada a la banda, y allí se registró Ricardo Castillo, que se convertiría en un colaborador acérrimo. Ambos se pusieron en contacto con el management de Reino Unido para traer el vinilo de “Burn the witch” y se toparon con la organización del streaming, tenían tres días para actuar.
No son novatos en colocarse el traje de embajadores de Radiohead. Luego del único recital en el país, junto a otros usuarios del foro de la web, realizaron un DVD no oficial de esa fecha que consideran histórica. En él se puede ver la escena por la que cada fan argentino le pediría disculpas a la banda en nombre del país: el zapatillazo a Thom Yorke. En 2011 la banda creó el diario The universal sigh de tirada única, a causa de su octavo disco The king of limbs, y ExitMusic se encargó de distribuirlo en el país. Con ese historial y faltando dos días pudieron concretar dos sedes para el streaming: Buenos Aires y Córdoba. Restaba imprimir, por cuenta propia, los afiches promocionales y convocar gente en Facebook.
Cuando todo estuvo listo difundieron en la web del evento el concepto final: “Hemos preparado música juntos para transmitirla vía streaming en disquerías el día del lanzamiento. Jonny seleccionó dos horas de canciones en vivo de nuestros shows en el Roundhouse de Londres el mes anterior; hay una playlist de favoritos de Colin y de Ed, y Thom hizo una extensa playlist basada en sus “office charts”. Stanley Donwood creó un panfleto intrascendente (palabras suyas) basado en su experiencia realizando la tapa del disco.”
El arte de confundir y generar misterio le sienta muy bien a Radiohead. Y sus fans le son funcionales. Cuando empezó mayo, las publicaciones de la banda en su web y redes oficiales desaparecieron de forma gradual y varios fans ingleses recibieron en su casa un folleto que avisaba “sabemos dónde vivís”. Con esta nopublicidad sus oyentes entendieron que el nuevo disco era una inminencia y debían encontrar por su cuenta la información con que otras bandas los saturaría en anuncios. Los más entendidos en informática llegaban a frases y fechas aleatorias escondidas en las páginas que habían quedado en blanco. En otras, aparecía un escueto “Meh” que frustraba la ilusión de descubrir alguna pista pero a la vez incitaba a seguir ese camino.
Luego del blanco, del misterio y de las teorías fueron a lo tradicional: publicar los cortes y anunciar la salida del disco. Además del streaming, el día del lanzamiento sortearían figuras usadas en el video de “Burn the witch”, tres cintas en 35mm del video de “Daydreaming”, dirigido por Paul Thomas Anderson, y dos impresiones que Donwood realizó en exclusiva para el arte del disco.

Hacía frío pero el sol iluminaba de lleno en Zivals, la disquería ubicada a pocas cuadras del Obelisco. Por su experiencia como dueño y a causa de la internet, Alfredo Suhring comenta que los lanzamientos físicos de discos dejaron de ser eventos extraordinarios. Años atrás un evento de este tipo podía lograr una larga fila de fanáticos esperando horas para comprar lo nuevo. A nivel nacional, el Indio Solari hoy es el único capaz de convocar una concurrencia inusual hacia las tiendas según él. Esta especie de antimarketing basado en el misterio y la baja exposición de los artistas fuera de los escenarios pareciera que genera un mayor compromiso del público para con la banda.
A las 10 de la mañana las puertas de la tienda que dan a la esquina de Callao y Corrientes se abrieron para reproducir la música que Radiohead eligió. Antes del mediodía, un grupo adivinaba qué integrante había elegido lo que sonaba en el momento, se descubría la muñeca de una chica con la tapa del nuevo disco tatuado y un muchacho se le acercaba a otro preguntándole cómo era lo del sorteo.
Urgencia, necesidad o ansiedad, a las tres de la tarde se habían agotado los 300 ejemplares de A moon shaped pool y Alfredo renegaba por celular tratando de conseguir más. La disquería se había transformado en una sala de espera colmada. Alrededor de 100 personas estaban adentro, la mayoría sentada en el piso, escuchando los temas en vivo de su banda favorita. Entre libros y discos estaban allí como quienes esperan, pero ellos se dedicaban a disfrutar porque ya habían esperado.
Una pareja se abrazaba cerca del área de vinilos y un grupo de amigos compartía un mate delante de la columna de películas en oferta. Mientras sonaba “Pyramid Song”, un oyente cerraba los ojos y parecía que se perdía en sí mismo hechizado por la música. Dice que nunca puso la llave en la cerradura de su casa sin que el tema de Radiohead que estuviese escuchando haya terminado. Del otro lado, los empleados empaquetaban y etiquetaban otros discos. Una madre que acompañaba a su hija lamentaba no haber ido al recital en Club Ciudad porque las entradas estaban muy caras. Mientras, cada interesado se inscribía en la planilla del sorteo con la utópica esperanza de ser uno de los seis ganadores en todo el mundo.
La música se escuchaba afuera y sonaba “Myxomatosis” mientras algunos fumaban cigarrillos o tomaban un descanso de la calefacción. Un grupo de amigos que se conoció por exitmusic.com.ar se divertía imaginando qué harían ante el hipotético caso de ganar los muñecos del sorteo y que otro fan les ofrezca 10 mil euros a cambio. La respuesta más astuta fue: los vendería y con esa plata viajaría a donde toque la banda. También discutían sus tres discos preferidos, festejaban las coincidencias y condenaban las diferencias entre risas. Se conocen y saben qué elección puede irritar el gusto del otro. Cerca de las cuatro, “Karma police” concluyó el repertorio en vivo de la banda y algunos fans comenzaron a despegar los afiches del evento para llevárselos. Argumentaron tenerlos asignados previa consulta con la gente de Zivals.
Ricardo se mantenía comunicado con Leonardo, que estaba en la sede cordobesa, y su cara de satisfacción daba indicio de que en las dos provincias el evento era un éxito. Desde el management de la banda les hicieron llegar su contento por la gestión y la tranquilidad de que haya sido en paz ya que en Turquía, un grupo de fundamentalistas del Islam hirió a los concurrentes del evento en Estambul por estar tomando alcohol durante el Ramadán. Ese correo del management es su cobro. Lejos de tener y de querer algún rédito económico, todo lo que hacen es para que desde el staff en Inglaterra sepan que cuentan con un equipo apasionado por la banda y un país ansioso de recibirla por segunda vez. Y esto lo procuramos todos: nada de zapatillazos.

lunes, 22 de febrero de 2016

Crónica de un bolsillo izquierdo vacío

Me iba a levantar a las 9.30 para ir a correr.

Me desperté a las 10 y desistí porque el calor tenía pinta de insoportable.

Más corriendo.

Pero cerca de las 18 me obligó a correr un acto reflejo.

El acto reflejo que me hizo sentir un pelotudo y correr detrás del chabón que me acababa de arrancar el celular de las manos.

Toda la escena habrá durado menos de medio minuto y la recuerdo tan bien como la letra entera de Paranoid Android: Su mano con mi celular alejándose, yo atónito con los auriculares en la mia (zafaron), la avenida bajo el cielo nuboso que crucé corriendo detrás de esa bicicleta negra, su cara de nada bajo una gorra también negra que me miraba a cada pedaleo, mis puteadas básicas a los gritos, los vecinos de la cuadra mirando sin entender quién era víctima y quién victimario (todo eso sé que lo pensé en un segundo), de nuevo putearlo con más fuerza para que supieran que el hijo de puta era él y la alarma vecinal, que sonó lo que yo tardé en llegar a la otra esquina. Sonó lo que tardó en ganarme la resignación, la realidad de que ya me había sacado una buena distancia y era al pedo seguir esforzándome con alpargatas y bermuda de jean contra una bicicleta. ¡¡EN BICICLETA!! ¿¿Cómo me pueden robar en una bicicleta?? Con lo que las quiero. También fue en vano acercarme después hasta unos gendarmes y describirles la secuencia para que me respondan que haga la denuncia en la comisaría. Que “vamos a hacer lo que podamos”, que “anotamos que usaba remera azul y bicicleta negra”... Y encima se llevaron el número de mi vieja.

Ahora viene el gran cliché: ¿Por qué a mí? ¿Qué hice para merecerlo? Pensé y haber estado buscando los auriculares como cinco minutos (me mataba si los perdía) hasta que los encontré en el bolsillo de un short era por lo que me había atrasado unos minutos en irme de casa. O quizás debí salir media hora antes como había pensado. Como pensé en correr a las 9.30. También había arreglado acompañar a mi vieja a hacer las compras, y uno de todos los planes lo tenía que cumplir. Antes hice la denuncia de robo a Personal y sufrí que las primeras opciones ante todo fueran las comerciales: Si quiere comprar un equipo, informar un pago, cambiar su plan... No, quiero que me suspendan el celular que me acaban de robar, la puta madre. La operadora que me atendió fue amable y me olvidé su nombre a mitad de la conversación. Después salí de nuevo para encontrarme con mi vieja. Viajé en bondi sin música y el bolsillo izquierdo vacío. Caminé y miré al frente, no a la pantalla, porque el bolsillo izquierdo siguió vacío.

Tomamos unos mates y conté la secuencia por segunda vez. Desde que empezó el año vengo diciendo que mi celular estaba pidiendo cambio porque andaba lento o quizás estaba llegando el turno de la puta obsolescencia programada (leer sobre eso). Pedía cambio y me lo expulsaron de por vida, lo desafiliaron.

Entre las góndolas del supermercado volví a palpar el bolsillo izquierdo y nada. Lo más interesante que compramos fueron unas milanesas de arroz rellenas de verduras aprovechando que estoy intentando una etapa de #healthyfood y que mi vieja se reencontró con una clienta. Ah, nos cagamos de frío, sarpado, entre las heladeras. Quise escribir al grupo de Whatsapp que el Cynar está $75 y que cuando logre imponerlo de moda, jodiendo, iba a salir lo mismo que el Branca o Campari.

Descubrí que cuando esté en la etapa de hacer las compras voy a ser un riguroso contador de los productos que tiene el changuito de adelante en la caja rápida.

Mi amigo Manu me dijo que cuando estuvo sin celular reparó en lo vicioso que era y lo bien que le hizo desconectarse ese tiempo. Seguro tenga razón. Cuando volvíamos en el bondi con mi vieja me vi reflejado en ella porque yo hablaba y sus ojos estaban en el celular. Mi consuelo fue leer las instrucciones para cocinar las milanesas de arroz...


Me propuse tomarme con la mejor onda el hecho y escribirlo es la linda forma en la que convierto lo que pudo haber sido una tardenoche de puteadas y lamentos. Tuve que atravesar un momento que pudo ser catastrófico cuando, sentado para escribir y luego de cliquear play para que la música acompañe junto a los auriculares que safaron, constaté en que no perdí solo el celular, sino también un tercio del plug de los auriculares que quedó enchufado en él.

Pero qué le voy a hacer...


viernes, 19 de febrero de 2016

Miss Bolivia en el Teatro Vorterix

 Tarde pero para darle un poco de actividad a esto subo la crónica que escribí sobre Miss Bolivia para Recis cuando los hoy oficialistas eran opositores y viceversa. Las fotos que decoran son de Martina Stelian.



La noche del 21 de noviembre fue la última antes de que los argentinos elijan presidente por primera vez en la historia en un balotaje. Los protagonistas de las elecciones eran Macri y Scioli, pero la protagonista del Vorterix esa noche anterior fue Miss Bolivia, con grabación de DVD incluida.

Quizás por eso no fue casualidad que “Tan distintos” (“A vos te gusta el cash, te gusta el cheque y más cuando es verde el billete” ) haya sido el tema de apertura para un show que culminó con una hoja escrita a mano con la frase “Nunca Macri” antes de las once y cuarto de la noche debido a la veda electoral, aunque eran pocos los vasos sin escabio. Otro condimento divertido es que fue el primer show apto para todo público, donde entre la gente pedía permiso un enano de siete años mientras comía unas Saladix de la caja.

La lista siguió con “Rap de las madres”, acompañada de imágenes de madres y abuelas de Plaza de Mayo y los nietos recuperados o aún desaparecidos; y “Loca” dando continuación a la fiesta que se veía en el público donde dos chicas tiraban pasos como si fuera un duelo amiguero entre ellas. Hubo más de quince bailarinas en escena para decorar las canciones con coreografías, donde abundaba el minishort y los culos moviéndose al borde del escenario. Las chicas tuvieron protagonismo total antes de que Miss Bolivia salga al escenario y en una especie de meddle mientras la cantante cambiaba de vestimenta.
En el último tramo, esta psicóloga que no ejerce encerró a “Bien warrior”, corte del último disco Miau y encargada de despegar los pies del piso de todo el público cuando el ritmo se había apaciguado, el otro corte/hitazo de 'Miau', “Tomate el palo” y el cover de Todos tus muertos “Gente que no” en una trilogía de canciones para “gente de mierda” , según sus palabras. Ese tipo de canciones es donde transforma el veneno en medicina, como ella lo define. El cover tuvo que reanudarse antes del primer estribillo porque la flauta del invitado Eric Giles no se escuchaba y ella aclaró por micrófono: “Si invito a un amigo quiero que la pase bien” . Los aplausos aprobaron el gesto.

Ojo, al momento de “Jálame la tanga” cualquiera podía mover las caderas con la tanga oficial de la artista al módico precio de $50 en el stand de merchandising. Y si con la ropa interior no era suficiente también se podía comprar el vino de etiqueta Miss Bolivia, con el que la estudiante de sommelier brindó y aseguró: “Cuando yo me tomo un vino me inspiro más y voto mejor” , burlándose de la veda que violaba. La gente aplaudía y festejaba cada declaración política. Hasta se alzaron manos con los dedos en V cuando dejó en claro su postura antimacrista diciendo unas palabras contra quien resultó electo presidente al otro día con apenas poco más del 51% de los votos.

“El amor nos va a salvar, todo lo demás es gilada” , fueron las últimas palabras que salieron de su micrófono antes de dejar el escenario y que la gente comience a abandonar el teatro, con el bienestar de una noche en la que se bailó y cantó como se hizo en el bunker de Cambiemos el domingo, pero con la impronta de barrio y cumbia marcada. Ya puertas afuera, sobre la calle Lacroze una chica se alejaba con su tanga Miss Bolivia encima del jean, dejando testimonio del paso de la cantante por el barrio de Colegiales.

 Link a la web